31.5.10

Hablar

Acaso la felicidad sea tener siempre algo que decirse, trivial o importante, pero estar deseando decirlo porque sabemos que nuestras palabras abren los ojos de los demás, que lo dicho inaugura un nuevo camino, una senda que descubrir y que nuestra vida se va haciendo, de este modo, más amplia, extensión infinita que merece la pena vivirse.

30.5.10

Agradecimiento

Puede que la felicidad sea dar las gracias por ser afortunado, no olvidar que los hados son cambiantes y el rumbo de tu suerte puede variar en cualquier momento, que esta primavera que te trajo los dones de la vida es un regalo que pocas veces se alcanza y tus padres te enseñaron cuando eras un niño que hay que ser agradecido y porque en la sencilla palabra del agradecimiento va una fórmula mágica que prolonga en el tiempo aquello que te dieron el azar y los hilos. Por eso digo, gracias.

29.5.10

Esperanzas

Acaso la felicidad sea darse cuenta de que tienes esperanzas, de que entonces no eres prisionero de nadie ni de nada, eres libre, porque tu vida se proyecta más allá de este momento y este espacio que vives ahora mismo. Desde que llegó esta primavera a mi vida tengo esperanzas y sonrío a la vida como ella me sonríe.

Correr

Puede que la felicidad sea correr, correr hasta que todos y cada uno de los poros de tu piel rompan a sudar y sientas que a través del sudor se van de ti los malos pensamientos, las cosas tristes, toda la energía negativa que vas acumulando en los atascos, en los malentendidos, en las rutinas y que el mayor peso que te has quitado es ese lastre que te impedía vivir pleno de alegría. Después de la ducha, liberado, la fuerza de la vida penetra en ti y recorre tus venas como sabia elaborada, sólo que en vez de agua y sales minerales, tiene sueños y palabras.

Jardinero

Acaso la felicidad sea saborear cada día de vida despacio, como hacemos con un buen vino, mirar hacia atrás y sentirse contento por todo lo vivido pero aún alegrarse más por todo lo que nos espera, infinitos días y noches de vigilia donde soñar despierto y cuidar del jardín que vas construyendo con tus manos, mágico espacio que da razón a tu existencia y donde es posible el encuentro sincero entre las almas.

Buscador de belleza

Puede que la felicidad sea convertirse en un buscador de la belleza. La belleza que está en las cosas y en los pájaros y en las estrellas. Pero si en su búsqueda uno encuentra la belleza encarnada en una persona, no sólo su cuerpo sino especialmente su alma,entonces el buscador se detiene extasiado a contemplarla o se eleva a las alturas ebrio de la luz que desprenden esos seres.

28.5.10

Metamorfosis

Acaso la felicidad sea sentir que va uno cambiando, sentirse más seguro de uno mismo, más firme la voz, más ancho el pecho henchido por el aire que llena tus pulmones, el pulso acelerado por una vida más plena, y a pesar de este salto hacia adelante, sentirse, sobre todo, acompañado, más cerca del centro de ese jardín circular que ha hecho posible que cambiaras y donde un árbol crece con el vigor de esta primavera inolvidable que entró por azar en tu vida para enseñarte cosas nuevas.

27.5.10

Mano

Puede que la felicidad sea ir acariciando el viento con la mano, dejarla mecerse, sentir la libertad del aire que pasa entre los dedos como si en ese instante fuéramos también nosotros libres, olvidados del peso que nos ata a la tierra y de sus leyes, sentirnos alegres por la dicha de estar vivos y poder, con un gesto tan sencillo, elevarnos a ese otro mundo en las alturas donde vive una parte de nosotros, eternamente del aire traspasados.

Mapas y desvelos

Acaso la felicidad sea ir del sueño a la vigilia o viceversa, compartir los desvelos o por azar el mismo eje de coordenadas que delimitan los territorios del mundo, tener la certeza de haber visto lugares que no he visto y paseado parques donde nunca estuve y que todo está, en algún sitio recogido, escrito y dibujado sobre un mapa de ese otro mundo paralelo donde podemos saber lo que hacen los otros que van con uno siempre, aunque no vayan.

26.5.10

Suerte

Puede que la felicidad sea tener la suerte de cruzarse en la vida con uno de esos seres de luz que van alumbrando los caminos, seres que dan un vuelco a tu existencia, que marcan un antes y un después, seres que te cambian haciéndote un poco mejores porque para acercarse a ellos hay que elevarse sobre el cielo, olvidarse de la tierra, navegar entre nubes, soñar despierto. Si además los dioses te son propicios y no sólo te cruzas con uno de estos seres sino que compartes durante un tiempo el camino y conversas con ellos, entonces verás colmados muchos de tus deseos y anhelos y aunque pase el tiempo, la primavera se instalará a tu alrededor de forma permanente. Para reconocerlos tienes que fijarte bien en el brillo de sus miradas, en la risa sincera y el asombro con el que viven los días y en el temblor turquesa de sus almas. He de decir que yo tuve esa suerte y en mi pecho anida desde entonces la alegría.

25.5.10

Realidades

Acaso la felicidad sea imaginar la vida que tenemos en esas otras dimensiones que los humanos no hemos descubierto aún pero de las que tenemos certezas porque nos llegan sus señales, como cuando compartimos un mismo pensamiento en la distancia con otra persona o notamos un tirón de los hilos que nos unen a los otros y el corazón nos tiembla sin motivo aparente, interferencias de dos realidades que aunque no parezcan juntas en el mundo cotidiano, se abrazan y están unidas en ese mundo invisible pero cierto.

Desequilibrio

Puede que la felicidad sea vivir en el desequilibrio, flotar como una nube en el aire, subir, bajar, con el mismo miedo y la misma alegría que sentimos en una montaña rusa, no es otra cosa la vida, conscientes de que estos vaivenes son los que dan sentido a los escasos instantes en los que disfrutamos del equilibrio que algún día tuvimos, puede que antes de nacer o en los primeros años de infancia y que anhelantes, inquietos, nos dedicamos a buscar como el más preciado de los tesoros.

24.5.10

Respirar

Acaso la felicidad sea respirar a pleno pulmón, como si alguien te hubiese hecho el boca a boca y el aire entrase de nuevo, como por primera vez, en tus pulmones y hubieses sentido que vuelves a la vida, que te han salvado de la tristeza y de la muerte que siempre cercan al hombre, que si estás aquí es por los otros, que sólo vivir es ya una deuda, pero que no hay que pagarla con dolor o sufrimiento sino que puedes hacerlo repartiendo alegría, entregando lo mejor de ti, al igual que han hecho contigo, y respirando libremente, henchidos los pulmones del aire puro que habita en las alturas.

23.5.10

Tardes de luz

Puede que la felicidad sea una tarde rodeado de mi familia, recordar junto a mi madre episodios de esa infancia feliz que fue mía o un rato de playa viendo como mi hijo se da el primer baño del verano, momentos que te dan una nueva perspectiva de lo pasado y lo futuro, de lo que has vivido y te queda por vivir, horas que te devuelven el temple necesario para encarar la vida con el optimismo que siempre fue enseña de tu carácter, por mucho que se empeñen las circunstancias y tú mismo en ocultarlo.

Palabras que sanan

Acaso la felicidad sea constatar de nuevo el poder de las palabras, capaces de herirnos pero también, si son justas y acertadas, de curarnos la tristeza y otros males del alma, capaces de despejar nuestras dudas y miedos, de alejar los temores, de acercarnos a los demás hasta fundirnos de nuevo en un abrazo. Por eso, necesariamente las amo, porque ellas encierran el misterio del hombre y su grandeza.

22.5.10

Soledad

Puede que la felicidad sea estar solo, con la calma y el tiempo necesarios para crear algo bello, una obra que ilumine el exiguo espacio de tu alrededor, en este mundo entre nieblas que habitamos, que incluso de nuestro dolor salga la ilusión para los otros de que las cosas pueden ser mejores, que sólo es cuestión de proponérselo, de mudarse por dentro, dejando aquello que nos atenaza y hace que no hable nuestro corazón.

Grandeza

Acaso la felicidad sea contemplar el mar inabarcable y hermoso con la luz de la tarde y comprender que somos insignificantes en medio de la naturaleza y que, si acaso, sólo sentir intensamente nos acerca a la grandeza de aquello que nos rodea y en eso consiste la vida, en vivirla con tanta intensidad que se parezca al brillo y la eternidad de una estrella de las que pueblan el firmamento, a pesar de que sabemos que la vida es corta y no siempre venturosa.

20.5.10

Pájaros

Puede que la felicidad sea tan escurridiza que se necesite mucho tiempo para encontrarla pero no por ello hay que renunciar a su búsqueda. A veces pienso que bastaría con poderla mirar, con rozarla con la punta de mis dedos, porque su ser es la libertad, como el pájaro que contemplamos y después echa a volar pero el recuerdo de ese instante de contemplación nos alimenta el corazón durante mucho tiempo hasta que otra vez se presente la ocasión de encontrarla.

19.5.10

Contabilidad

Acaso la felicidad sea ir viendo como tu jardín se llena de versos y poemas y tu pulso continúa acelerado y sabes que aún llegarán más, que la fuente es inagotable, y rebosa tanto contento que no puedes evitar que la risa te salte a la cara, porque nace de la pura alegría.

Vida en verso

Puede que la felicidad sea poetizar el mundo, que cada gesto cotidiano, los más comunes avatares de la vida: una comida, un libro que leemos, un comentario en broma o la música de un disco, se conviertan en arcos que disparan certeros sus dardos a tu pecho y adquieran la hondura de todo lo hermoso, el vértigo de todo lo sagrado, que dejen de ser simples acontecimientos para convertirse en memoria de alguien que recuerda; susurros del que habla, para ser sobre el papel en blanco, versos que dibujan tu presente y tu mañana.

18.5.10

Elevado al infinito

Acaso la felicidad sea vivir con la duda de si esto que habito es el techo del cielo al que me ha traído el aire y su gracia o si todavía podríamos subir más arriba, elevarse a un territorio perfecto donde volverse transparentes, donde el tiempo no pueda nada contra uno, donde sea posible abrazarse por dentro y una vez lo alcancemos, tener ya la certeza de que no hemos llegado, de que aún es posible la altura de sentirse elevado al infinito.

Tiempo

Puede que la felicidad sea hablar en susurros, despacio, alargando los minutos hasta extremos que antes no sospechabas que existieran, perdiendo la noción de todo, envuelto en el aire de la felicidad como en una nube dulce y que cuando te despiertes, los relojes te parezcan objetos inservibles, porque ahora es tu corazón el que mide el tiempo y sus compases.

17.5.10

Propósito

Acaso la felicidad sea mantener el ánimo alegre frente a las adversidades, no dejarse amilanar por el dolor, seguir en la senda de la alegría, que nada te desvíe porque no es sólo tu felicidad lo que anda en juego sino la de aquellos que te rodean y si estás triste poco podrás dar a los que te quieren, ellos que no tienen culpa de tu malestar ni acaso saben como te sientes. Y si tu propósito es ser feliz y contagiar al mundo, no puedes dejar tu empeño a la primera.

16.5.10

Memoria

Puede que la felicidad sea recibir noticias, que los amigos te escriban y sepas de su vida, que comprendas que tu pensar en los otros es recíproco aunque sea intermitente, que lo importante es que ellos ven por tus ojos y tú ves a través de los suyos, que el olvido ya no quiere saber nada de nosotros porque le dimos de lado hace ya tiempo y el recuerdo es el remedio humano contra el paso de los meses y los años. Y tú los llevas a todos y todas, bien nítidos, como un tatuaje recién hecho, grabados en la piel de tu memoria.

15.5.10

Sin retorno

Acaso la felicidad sea quemar las naves, consciente como eres que no hay vuelta atrás, que ya la sangre te empuja hacia adelante con su ímpetu, que la savia de todas las flores de tu jardín te han llevado en volandas hasta esta primavera que ha llegado a tu vida y que no puedes, ni quieres, renunciar a ella, porque sería entonces como desangrarse, como si encontrases la esquina que andas tanto tiempo buscando y pasaras de largo, le dieras la espalda a aquello que más deseas.

Mudanza

Puede que la felicidad sea no dejar que las horas amargas te cubran como un manto, dejar ese papel de víctima que tanto te gustaba y ahora es como una piel que cuesta desprenderse pero que ya no te identifica porque tu vida ha mudado y ahora es diferente, has comprendido que no hay que esperar que la felicidad venga a tu busca, que también es posible ir a conquistarla y si no la alcanzas, al menos, morirías feliz en el intento.

Funciones vitales

Acaso la felicidad sea querer no entrar en mi jardín secreto y alejarme de la fuente donde bebo la savia de la vida y no poder hacerlo, porque el aire de pronto se ha vuelto irrespirable y un velo gris sentí que me cubría, porque no puede uno dejar de lado las funciones vitales que son la razón de la existencia.

Latidos

Puede que la felicidad sea vivir intensamente el instante, sin hacer planes ni proponerse metas, sólo rendido a la evidencia del segundo en que el corazón se acelera y late con más fuerza, que el color acude a tus mejillas y una risa cómplice abraza las distancias, momentos en que comprendo que el resto de las horas y los días no son sino el compás de espera hasta el siguiente y fugaz instante de luz, la mágica conjunción de los planetas donde la sangre navega de nuevo en mis arterias.

13.5.10

Vestidos

Acaso la felicidad sea eso que en cada persona se viste de una manera, en unas de calma y serenidad, en otras de inquietud y desasosiego, pero en ambos casos produce ese leve cosquilleo del pulso acelerado, el temblor del alma con el que identificamos los momentos perdurables, aquellos que dejan su impronta en nosotros para hacernos más vitales, más atentos al ritmo de la vida y sus bonanzas, con otra mirada a las cosas desde entonces. Por esa ley de la naturaleza en que todo tiende al equilibrio, puede que los hilos al unir a dos personas los vista con trajes felices mas distintos, pero al tiempo, la amistad buscará los caminos para hacerles comprender que el vestido es el mismo.

Inventario

Puede que la felicidad sea hacer inventario de todo lo que llena desde hace poco tus alforjas: la luz del mediodía, la claridad que inunda con su fuerza los más íntimos rincones de tu jardín secreto, el vértigo de vivir a la intemperie aunque a salvo de las tormentas y sus tristezas por el cálido sortilegio de los hilos que hasta este cielo te elevaron, un nuevo territorio de palabras que se dejan cincelar a gusto por tus manos, una fuente de donde brotan versos sinceros como abrazos, muchas risas, algún temor tan breve como un rayo, una o dos certezas y un ligero temblor de estar sintiendo tanto.

11.5.10

Llorar

Acaso la felicidad sea llorar, llorar de alegría como me ocurrió esta noche, y supe que era así, porque las lágrimas eran dulces como su mirada.

Visita

Puede que la felicidad sea cuidar mi jardín secreto, adornarlo con flores cada vez más hermosas si mantengo la paz que ahora siento, que si alguien entrase en él las burbujas del aire más puro le hicieran cosquillas por dentro y que guarde sereno el poder de describir cómo es el jardín en mis versos, que tú quieras seguir leyéndolos, casi como si vinieras a verlo.

Fin del letargo

Acaso la felicidad sea encontrar a alguien que te despierte la mente, que te levante de ese letargo en el que andabas, que la vida se llene entonces de promesas porque te das cuenta de que hay algo más que navegar a la deriva, sentir tu cerebro de nuevo activo y dispuesto a la acción, aunque está sea tan difícil como emocionar a los que te rodean y hacerles sentir que también ellos despertaron.

Vida

Puede que la felicidad sea sentir que la emoción te embarga a cada momento y por los más nimios detalles, que en poco tiempo has vivido mucho, que unas semanas equivalen a años, que las tardes y las noches de escritura, de hablar y pensar, de felicidad, vértigo y pulso acelerado son en si mismas una vida entera, porque no se mide la vida por el número de días vividos sino por la intensidad con la que los vivimos.

9.5.10

Sabiduría griega

Acaso la felicidad sea encontrar esa persona de la que hablaba un antiguo tratado griego en el que se decía que cuando uno encuentra a un alma gemela, los dos corazones laten al unísono, y las circunferencias que representan a cada ser humano compartirían entonces un mismo centro, un único corazón, formando una mágica corona circular.

Aliento

Puede que la felicidad sea un instante donde se condensara un día como hoy, que primero amaneció gris y cargado de llovizna y después se fue vistiendo de azul y claridad, hasta que la tarde invitaba al optimismo. Así, tras mis grises pensamientos, llega junto al recuerdo de tus palabras un instante de alegría que dibuja en mi corazón una sonrisa y me reconforta, aliviando mi angustia y al mismo tiempo alentándome a seguir persiguiendo lo sublime.

8.5.10

Corona circular

Acaso la felicidad sea ir construyendo con palabras dos circunfencias perfectas que delimiten el mundo, un espacio donde la poesía fuera la forma habitual de expresarnos y sólo lo hermoso tuviera cabida, donde el dolor apenas existiera y la risa se escuchara a menudo, donde pudiéramos dar lo mejor de nosotros mismos sin temores ni dudas, donde uno pudiera sentirse más libre que en ningún otro sitio, como una playa circular que condensara lo mejor de la vida, y que ese espacio, al que algunos llaman paraíso, no fuera mágico ni irreal, sino el mundo real que vivimos cada día, porque llegaras de visita alguna vez o por azar nos encontráramos.

Misión

Puede que la felicidad sea intentar vivir en la poesía cada día, que inunde hasta los más recónditos rincones de tu vida y si puede ser que alcance las vidas de los que te rodean, como bañarse en ella y que salpicases con tu dicha a los demás, llegar a borrar del todo las líneas que separan los dos mundos paralelos en los que vives, el del jardín secreto y el mundo real y cotidiano, y que sólo exista el primero, porque si lo consigues, no sólo sentirás más plena tu vida sino que alegrarás las vidas de los seres que te importan, porque no es otra la misión de los poetas.

6.5.10

Darse

Acaso la felicidad sea dar lo que uno tiene si con eso se consigue hacer sentir bien a los que te rodean, y no hablo de los bienes materiales, sino de aquello que nos hace humanos, una sonrisa, una mirada serena, una lágrima, un abrazo; si hace falta, darse uno entero, porque nada tiene sentido en soledad, somos más nosotros mismos cuanto más somos de los otros. Nada me hace más feliz que ver felices a aquellos que están en mi corazón.

5.5.10

Despertar

Puede que la felicidad sea que algo, sin saber exactamente qué, nos oprima el pecho y el corazón se nos acelere, que suba la intensidad del color de todo lo que vemos --que el cielo azul sea más azul--, y encaremos cada mañana con la íntima alegría de que una nueva sorpresa nos espera para hacernos temblar con su emoción, como si ese algo desconocido nos abrazara por dentro dejando un poco de su contento en nosotros, y aunque nunca sepamos su nombre, anhelemos cada noche que llegue la luz de la mañana por si tenemos la suerte de nuevo de encontrarlo.

4.5.10

Presente

Acasao la felicidad sea vivir el presente, este día a día lleno de pequeños detalles y hermosos momentos y no pensar en el futuro cercano, cargado de incertidumbre y tristeza. Al igual que ya he olvidado mirar atrás tampoco quiero mirar muy adelante, me gusta más la ternura del presente, esa sensación agradable que me deja en la piel, como si la felicidad se me hubiese acercado y me hubiera abrazado tenuemente. El futuro próximo, aunque sean semanas, me parece lejano. Prefiero este hoy gozoso que me mira a los ojos frente a frente y se sonríe. Porque nadie podrá arrebatarme su mirada.

3.5.10

Ágora

Puede que la felicidad sea ese espacio mágico donde no tenemos que arrepentirnos de nada por no haberlo hecho o dicho, ese espacio de libertad donde podemos expresar nuestra verdad y desvelarnos porque estamos seguros de que nadie nos hará daño y donde aunque uno se equivocase, se le perdonaría, porque tenemos derecho a equivocarnos. Ese espacio donde no existe el dolor de elegir, porque cualquier sendero que tomemos no nos cierra el resto de los caminos, sino que multiplica al infinito el goce futuro de todo lo que queda por explorar, pues como aprendí de una sibila griega, ese espacio es circular, su centro es equidistante de cualquier lugar donde nos encontremos y todos los caminos conducen a su plaza, donde simplemente conversar es ya una actividad placentera.

Compañía

Acaso la felicidad sea sentirse ligero, como si flotásemos un palmo sobre el suelo, mantenerse a cierta distancia de los problemas que nos acucian y de la rutina diaria, ser capaces en un instante de volar a ese otro mundo paralelo en el que te sientes más vivo, sentir que alguien o algo más fuerte que tú te transmite su fuerza y aunque venga una tarde solitaria como hoy a acecharte, no te convenza su tristeza, porque ahora no eres tú sólo el que defiende tu jardín secreto, sino que te acompañan las risas, los poemas, las palabras de otros seres a los que te unen los hilos de la primavera, porque el universo entero se puso de tu parte.

Releer

Puede que la felicidad sea releer los textos que nos llegaron muy dentro, que cambiaron nuestro modo de mirar el mundo, releer esos versos que nos hicieron temblar de emoción y nos conmovieron y aún después de muchos años siguen teniendo el mismo efecto sobre nosotros, releer, por ejemplo, tu mensaje, como el sediento vuelve a la fuente donde sacia su sed con el agua fresca que encierran tus palabras y pensamientos.

2.5.10

Ingravidez

Acaso la felicidad sea esta ligereza de ánimo que me lleva a creerme capaz de todo, esta fuerza que siento de ser quien decide y de tener por una vez las riendas de mi camino, que si mi voz o mi mano tiemblan es de emoción pero no de temor o duda, que no habré de arrepentirme por no haber dicho o hecho algo, porque todo lo que alberga mi corazón está llenando las paredes de mi jardín secreto, va poblando su cielo con la luz de mis deseos y si alguien me pregunta, podré decir, seguro, levantando la mirada y avanzando el paso --yo fui--, porque dejé atras, hace poco tiempo aunque parezca mucho, el territorio de la melancolía y ahora me muevo en esta ingravidez acompañada.