29.5.10

Correr

Puede que la felicidad sea correr, correr hasta que todos y cada uno de los poros de tu piel rompan a sudar y sientas que a través del sudor se van de ti los malos pensamientos, las cosas tristes, toda la energía negativa que vas acumulando en los atascos, en los malentendidos, en las rutinas y que el mayor peso que te has quitado es ese lastre que te impedía vivir pleno de alegría. Después de la ducha, liberado, la fuerza de la vida penetra en ti y recorre tus venas como sabia elaborada, sólo que en vez de agua y sales minerales, tiene sueños y palabras.