5.5.10

Despertar

Puede que la felicidad sea que algo, sin saber exactamente qué, nos oprima el pecho y el corazón se nos acelere, que suba la intensidad del color de todo lo que vemos --que el cielo azul sea más azul--, y encaremos cada mañana con la íntima alegría de que una nueva sorpresa nos espera para hacernos temblar con su emoción, como si ese algo desconocido nos abrazara por dentro dejando un poco de su contento en nosotros, y aunque nunca sepamos su nombre, anhelemos cada noche que llegue la luz de la mañana por si tenemos la suerte de nuevo de encontrarlo.