28.4.10

Puede que la felicidad sea volverse más consciente de los pasos que damos, del daño que hacemos sin querer a los demás, porque cada gesto o palabra tiene mil significados para quien los recibe y no siempre será el que uno puso en lo que hizo o dijo lo que entenderá la otra persona, por eso las palabras y los gestos son capaces de herirnos, tienen puntas más afiladas que una daga y atraviesan fácilmente las costuras del alma. Puede que la felicidad sea estarse quieto y en silencio, para que nadie salga lastimado.