26.4.10

Transparentes

Acaso la felicidad sea que todos fuésemos transparentes, que no hubiese dobleces y las relaciones sinceras tuvieran cabida en este mundo porque todos entenderíamos lo que hay detrás de cada gesto y de cada palabra de los demás hacia nosotros o de nosotros hacia los demás, sin malentendidos ni esas segundas intenciones que, a veces, ponen nuestras inseguridades en los actos de los otros. Acaso la felicidad sea que no nos sintamos nunca dueños de nada ni de nadie ni seamos tan inconscientes o egoístas como para que nuestra locura o deseo haga daño a los otros, especialmente a los que apreciamos y sentimos más cercanos.