9.2.09

Sol de invierno

Acaso la felicidad sea sólo un mediodía en el que sin nada que hacer, nuestros cuerpos se calienten al sol primerizo del invierno, mientras el silencio nos rodea y su primigenio poder vivificante borra los recuerdos dolorosos, o al menos los atenúe en un anuncio de la primavera por venir, anticipo que planta una semilla de diminuta alegría en nuestros corazones, sin que aparentemente tengamos motivos para sonreir y aún nos queden días fríos y duros a los que sobrevivir.

3.2.09

Espejos antiguos

Llega un tiempo en el que lo que más infelicidad nos causa es no reconocer nada ni a nadie. Tampoco el no ser reconocido. Por eso, si un amigo te cuenta que encontró una vieja postal que le enviaste hace ya demasiados años cuando aún eras viajero o que una carta cayó de improviso de una carpeta polvorienta mientras rebuscaba un papel necesario y que en su lectura, te reconoció como eras, alegre y vitalista, y fue ese simple recuerdo contado, como recuperar en su alegría un trozo de aquel que fuiste y ya sabes con certeza que no eres pero al menos tienes una prueba reciente de que existió, a veces hasta dudas; puede que en esos momentos aprendas que los espejos antiguos no son bellos por la calidad de su madera o la talla de su marco sino porque sólo ellos nos devuelven imágenes verdaderas de áquel que fuímos, del mismo modo que hacen los viejos amigos, esos que no sólo nos conocen y a quienes no podemos engañar, sino que además nos lo perdonan casi todo, al menos , no seguir siendo como entonces y ser tan distintos.