30.4.10

Plenitud

Puede que la felicidad sea sentir que la esperanza nueva que ha entrado en mi vida vino para quedarse, que me hace caminar con paso seguro, que ya no hay dudas ni temores y que esa seguridad ha llegado a mis versos, que mi pulso es firme cuando los escribo y al tiempo, aunque sigan teniendo mi voz, tienen una música distinta, más alegre, más clara, el ritmo sereno que he ido conquistando con los años pero llegó de golpe con la primavera y que ha dado a mis palabras la ligereza del aire, para que vuelen cada día, junto a mi pensamiento, hasta el jardín secreto donde escribo y convoco a los amigos, para compartir con ellos esta plenitud de la existencia.

29.4.10

Cielo

Acaso la felicidad sea que el céfiro despeje la niebla que estos días nublaba mi contento, que distinga otra vez los colores brillantes --el verde y el turquesa--, de mi jardín secreto, y me sienta, sin poder explicarlo y contra todo pronóstico, por un instante, feliz, tanto que quisiera morir justo ahora, para no dejar que se acerque de nuevo la tormenta, para así, reencarnarme en el niño sonriente que nunca he dejado de ser aunque la arena del reloj lo hubiera sepultado, porque ahora tengo un jardín recién pintado y una mirada nueva con la que mirar el mundo y eso es casi un universo entero alojado en el pecho, yo que nada esperaba, que tal vez me había resignado, y me parece suficiente para morir o seguir viviendo un día más, rodeado de este cielo desvelado, puro y frágil, pero cierto.

28.4.10

Puede que la felicidad sea volverse más consciente de los pasos que damos, del daño que hacemos sin querer a los demás, porque cada gesto o palabra tiene mil significados para quien los recibe y no siempre será el que uno puso en lo que hizo o dijo lo que entenderá la otra persona, por eso las palabras y los gestos son capaces de herirnos, tienen puntas más afiladas que una daga y atraviesan fácilmente las costuras del alma. Puede que la felicidad sea estarse quieto y en silencio, para que nadie salga lastimado.

27.4.10

Risa

Acaso la felicidad sea volver a verte reír, porque sabes que en ello sostengo mi alegría y porque, si no traes la risa en tu mirada, se vuelve gris el cielo de mi jardín secreto.

26.4.10

Silencio

Puede que la felicidad sea el sacrificio del silencio, para alguien que como yo, ama las palabras, y que el dolor escriba mi mejor poema.

Transparentes

Acaso la felicidad sea que todos fuésemos transparentes, que no hubiese dobleces y las relaciones sinceras tuvieran cabida en este mundo porque todos entenderíamos lo que hay detrás de cada gesto y de cada palabra de los demás hacia nosotros o de nosotros hacia los demás, sin malentendidos ni esas segundas intenciones que, a veces, ponen nuestras inseguridades en los actos de los otros. Acaso la felicidad sea que no nos sintamos nunca dueños de nada ni de nadie ni seamos tan inconscientes o egoístas como para que nuestra locura o deseo haga daño a los otros, especialmente a los que apreciamos y sentimos más cercanos.

25.4.10

Frente al mar

Puede que la felicidad sea cambiar la mirada: de un vivir de espaldas al mundo y a todos a un vivir de frente, sintiendo la brisa que acaricia tu cara y te hace más ligero, porque alguien tuvo a bien soltarte del lastre que te retenía en un mundo cuajado de nostalgias y ausencias y te elevaste por el aire como un globo, y no sabía esa persona, ni tú tampoco, que con ese pequeño gesto te anudaba a su hilo, pero con un lazo invisible y más fuerte, bañado de optimismo.

Doble vida

Acaso la felicidad sea hacer las cosas despacio y con la conciencia de hacerlas también para los demás, de que aunque no estén contigo están viviendo y sintiendo de algún modo lo que haces y cómo lo haces, y así apreciarán tus ganas o tus prisas, tu calma o tu alegría y vivir será algo un poco más lleno de sentido porque no será un gesto solitario sino un auténtico vivir para los otros, un vivir multiplicado y compartido.

23.4.10

Certezas

Puede que la felicidad sea tener la certeza de que si alguien en un lugar desconocido del planeta ha sido capaz de elaborar una teoría (y con un nombre hermoso además) que sustente lo que nos está pasando, es que esto es real, que no es un sueño del que vayamos a despertar y que, entonces, aquello que me mueve a escribir estos textos adquieren a su vez el grado de certeza, que la esquina de la felicidad también existe y he emprendido, por fín, el camino para ir a buscarla.

22.4.10

Coro a dos voces

Acaso la felicidad sea algo tan sencillo como disponer de tiempo y alguien con quien conversar, recuperar el gusto por la palabra compartida --aquello que nos hace más humanos--, esa palabra que es capaz de ofrecer una mano amiga y acercar al otro con su gesto, saltando las barreras del tiempo y los espacios, incluso las distancias infinitas, porque es capaz de acariciar del otro el pensamiento, de hacer sonar en su pecho unas notas emotivas.

21.4.10

Renacimiento

Puede que la felicidad sea realizar una ruta literaria, un viaje al jardín que olvidaste y mantenías cerrado, releer a aquellos autores que te han hecho como eres, sentir que su poesía te llena de nuevo de emociones y tus piernas tiemblan por el vértigo, es como ese "volver a sentir profundo" que cantara Violeta, es un renacimiento que trajo el viento del azar, sólo que ahora tuviste la inmensa suerte de tener con quien compartirlo y eso hace que el vértigo crezca cada día y la emoción sea doblemente intensa porque su exponente tiende al infinito y tu jardín vuelve a tener luz de primavera.

Telepatía

Acaso la felicidad sea no necesitar casi las palabras, hablar con los silencios o simplemente mirándose a los ojos, descansar en la certeza de que da igual si han pasado siglos o sólo un mes de conocernos porque lo más hermoso está en lo que aún no hemos vivido y que no hay que volver la vista atrás si no es estrictamente necesario, que las emociones y las cosas importantes que nos hicieron sentirlas quedaron grabadas, de algún modo, en nuestra sangre y van con nosotros, son en realidad las que nos empujan hacia el horizonte: cielo y mar a un mismo tiempo, azul turquesa que nos eleva por el aire en busca del porvenir, de lo que traerán los días venideros, tan llenos de luz y de misterio. Y gracias a ti he aprendido esto tan sencillo, a mirar hacia adelante, y al igual que tú me adivinas a diario, puede que alguna vez yo camine a tu lado, paralelo tu paso con mi paso, y sepa el rumbo sin que medien palabras, porque ese día, te habré leído, quizás, el pensamiento.

20.4.10

Visitas

Puede que la felicidad sea levantar un muro azul turquesa contra la melancolía, no dejarse intimidar por la congoja si viene a visitarnos, dejar de lado las tristezas inútiles y mirar al horizonte aunque las lágrimas nos enturbien la vista, porque con ellas adquieren sentido el resto de las tardes repletas de alegría.

19.4.10

Estrellas

Acaso la felicidad sea limarnos los vértices y curvarnos las aristas de ese polígono que somos en el fondo, extender nuestro cuerpo hasta alcanzar el infinito y que sea nuestra alma una circunferencia que al cruzarse, por las vueltas del azar, con otra alma que navega sobre el plano, muestren, secantes y perfectas, el hermoso dibujo de dos seres que hallaron equilibrio al contemplarse, distantes y cercanos a un tiempo, como vemos desde aquí a las estrellas que nos muestran las figuras geométricas que esconde el firmamento.

18.4.10

Oxígeno

Puede que la felicidad sea sentir que el aire inunda todos los rincones de nuestro cuerpo, respirar libremente, de continuo, sin trabas, sintiéndonos flotar de tanto oxígeno, con la misma alegría que experimentamos cuando, tras haber estado sumergidos un tiempo bajo el agua, nuestros pulmones reciben el aire, la luz y el viento de la playa. Porque cada inspiración es un renacimiento y será la semilla de un nuevo poema.

17.4.10

Universos

Acaso la felicidad sea que alguien te descubra o te recuerde que es necesario compartir lo que llevamos dentro, aquello que nos hizo y dejamos dormir por la pereza o las dificultades del camino, que para estar vivos no sólo necesitamos respirar y alimentarnos sino también contagiarnos de la belleza y la bondad de los otros, que en el esfuerzo de acercarnos a los demás, iremos descubriendo que llevamos un universo entero encerrado en lo finito.

Conversaciones

Puede que la felicidad sea tener alguien que te escuche pero no sólo con los oídos sino también con la mirada, que te oiga por dentro, donde tu voz no se oculta y es clara, transparente para quien así es capaz de mirarte y escucharte. También puede que la felicidad consista en lo contrario: en tener alguien a quien escuchar, que su voz nos penetre por los poros y nos inunde su acento como un bálsamo y calme cualquier mal que nos aqueje, despeje nuestras preocupaciones como viento que se lleva la tormenta, que su voz nos eleve hasta el vértigo aunque estemos sentados y no nos cansemos de seguir escuchándola, porque nadie se cansa de oír el agua que mana de la fuente, si su voz es suave, queda, casi un susurro que nos conmueve o estalla en una risa pero siempre nos hace sentir que renacemos.

16.4.10

Teoría de los hilos

Acaso la felicidad sea estar atento al vaivén de los hilos, puede que sea el azar el que los pone en el aire pero, como me dijo una amiga, somos nosotros los que los movemos, nuestra voluntad la que elige tirar de unos u otros, de cuales desprenderse y con cuales anudarse y así vamos forjando nuestro propio destino. La existencia que vivimos o viviremos está en nuestras gestos más de lo que creemos, ese seguro azar que cantó el poeta existe aunque no conozcamos totalmente sus leyes matemáticas. En la parte impredecible, le agradezco al azar que me siga sosteniendo en el aire sin partirme y que me haya acercado a tu hilo luminoso, para que al tirar tú, nos conociéramos.

15.4.10

Navegación

Puede que la felicidad sea que alguien te preste su mirada, durante un tiempo al menos, y volver con ella a descubrir el color secreto de las cosas, los hilos invisibles que nos unen a los seres que nos importan, recuperar todo aquello que una vez fue tuyo y quedó sepultado por los años y naufragios, sentir que el aire ha tensado las jarcias de tu mente y navegas de nuevo gracias a esos ojos que alguien, generosamente, te ha dejado para que mires y que aunque se los devuelvas, algo de su mirar ya quedará en ti, para otear el horizonte y anunciar la tierra prometida: la esquina de la felicidad que andas buscando.

14.4.10

Mundos paralelos

Acaso la felicidad sea pasar la tarde en esta calma, con el pensamiento en lo que escribo, soñando historias, persiguiendo entre los libros los juegos del azar y sus correspondencias o intentando atrapar una palabra para un nuevo poema, y que todo vaya teselando el espacio de mi jardín, construyendo un mosaico donde quede mi vida, mi autobiografía, al menos los trozos que puedan y merezcan contarse. Un mundo paralelo, íntimo y secreto, tan lejos de lo real y cotidiano como las estrellas distantes, pero para mí al menos, --y puede que para los que alguna vez entraron en él--, tan cierto y tangible como si estuviesen acariciando con sus manos un bajorrelieve antiguo donde se contase la vida de alguien que alguna vez existió (y conocieron) y notasen el frío de la piedra, su densidad de objeto incontestable pero al tiempo el rastro fugaz de un pálpito de vida, esa que pretendo sobreviva un poco a mi memoria.

13.4.10

Azar

Puede que la felicidad sea que suceda lo improbable, que el azar nos haya guiado, sin saber que existíamos, por los mapas invisibles y en el momento exacto se confabularan los augurios para hallarnos frente a frente, y que mis tardes y mis noches se poblaran de nuevo de palabras, haciendo que una sonrisa me ilumine por dentro, regalándome la calma necesaria para dar sincero testimonio de todo lo probable.

12.4.10

Ecuaciones

Acaso la felicidad sea ir resolviendo ecuaciones humanas, mirarse para adentro y descifrar el valor de las cosas verdaderas, porque ellas ensanchan los límites de nuestra isla secreta, nos llevan rodando al fondo de nosotros mismos, donde somos, pero aún la dicha será plena si además de nuestra x, descubrimos el y de otra persona, y las dos incógnitas se reconocen como seres, compartiendo la alegría de estar vivos, de que aunque pase mucho tiempo y se conozcan, seguirá habiendo enigmas que planteen nuevos versos o teoremas.

11.4.10

Campo de nubes

Alguien me dió un empujón y aparecí en el aire, en un campo de nubes del que voy trazando un mapa para no perderme, tan vastos son sus límites que llevo días explorando pero no encontré aún sus horizontes. Puede que la felicidad consista en saber que ese lugar existe y que aunque me vaya o me echen, puedo volver a él por el puente que tienden las palabras, por el mágico sendero de los sueños o porque alguien me empuje de nuevo y me reclame.

Oasis

Acaso la felicidad sea estar contento, tal vez porque alguien te dijo que no estaban en ti las penas y las tristezas que te empeñas en escribir como si ese fueras tú, que bastaba con desvestirse de todos los disfraces y dejar abierta las ventanas para que entre el aire y la luz que como un río arrastra los malos pensamientos. Que aunque el mundo es ancho como un desierto y la soledad es también ancha, existen los oasis, al menos uno, éste al que me invitaste sin saberlo, pero ahora todo tiene el tacto de las nubes y, mi mirada, libre al fin, ve que es verde el mar y verde el horizonte.

10.4.10

Ojos griegos

Puede que la felicidad sea andar perdido por la vida, mirando hacia atrás y casi sin esperar nada y que alguien, tú por ejemplo, con ojos claros y serenos, embebidos de luz y de belleza, --son siglos contemplando el mundo lo que resume tu mirada--, por el puro azar de los azares, alumbres el camino que conduce al horizonte y yo abra los ojos y descubra que lo que creí ser yo no era yo, sino una versión más pobre, que no todo es gris sino que la senda se viste de arcoiris, sólo hay que saber mirar, quitarse la venda que te enturbiaba la visión y dirigir la vista hacia delante, porque es en el porvenir donde habitan nuestros sueños y cuando uno por fin ve, alli van sus pasos, aún teniendo la certeza de que no llegarán, que a medida que nos acercamos ellos se alejan, pero esto es vivir, o naufragar, la manera que he elegido de gastarme lo poco que me quede de existencia, un modo como otro cualquiera de volver al mar del que nacimos.

9.4.10

Poética

Acaso la felicidad sea mirar la vida a través de los poemas, yo al menos aspiro a esta forma de mirar, porque así los seres y las cosas que se cruzan conmigo quedarán prendidas en sus versos de algún modo, a salvo de la noche y sus olvidos, y es en este quehacer inútil de luchar por algo más de pervivencia, para todos, donde siento que la sangre en mis venas se acelera, que existir es más que un tránsito, que los días adquieren sentido en la medida en que se llenan de palabras y que la emoción que siento cuando escribo, que aquello que hicieron o dijeron los otros y dejo su impronta en mi y me llevó a plasmarlo sobre el papel en blanco, resonará en los demás de algún modo, serán consuelo, risa, ligero temblor o vértigo, contenida emoción al menos, y esa es mi búsqúeda, porque al cabo, son ellas, las emociones y los sentimientos los que nos vuelven más humanos, los que mueven el mundo que vamos construyendo a cada paso.

8.4.10

Jardín secreto

Puede que la felicidad sea cuidar de un jardín secreto, pintarlo de un azul puro y limpio, primigenio, adornarlo con palabras y flores, regarlo con la savia de la risa y muy de vez en cuando, con alguna lágrima, sentirse a resguardo en él de los vaivenes de las sombras, protegido por su bóveda celeste inexpugnable, pero al tiempo, dejar su puerta abierta por si acaso alguien viene a visitarte, una amiga tal vez, y encuentre libre el paso y así poder charlar, despacio, del cambio de estación, de los griegos y los números romanos,de una granja, de los sueños y los pájaros...

7.4.10

Cielo

Acaso la felicidad sea esta ingravidez, sentirse abrazado a la intemperie, lejos de la destemplanza de los días monótonos, sumergido en la espesura del aire, mágico espacio donde al mirarlas, las cosas adquieren la rara belleza de la liviandad y donde el horizonte tiende, ebrio de claridad, matemáticamente, al infinito.

6.4.10

Hilos

A pesar del sueño, de la escasez de horas, siempre te faltarán para este vivir doble al que te abrazas, sientes que, alerta, has descubierto un hilo que encierra la promesa de un tapiz, que encontraste una vereda tenuemente dibujada sobre el aire pero que anuncia un mar y un horizonte sobre el que construir la fragilidad de un nuevo viaje. Puede que la felicidad consista en descifrar las palabras, que como cuentas ensartadas en la cinta del collar, ese mágico hilo te ha entregado y ojalá la tarea dure años y no alcances jamás el horizonte, que tu mirada pida más a cada paso, porque serán señal de que aún caminas y aún no te vencieron los cansancios.

3.4.10

Encuentros

Y casi siempre es así, por esas paradojas de la existencia, una persona que apenas te conoce te desvela más de ti que todos los que te rodean de continuo, es su mirada limpia y clara la que ve en ti lo que nadie, ni tú mismo, has visto. Es ella la que te descubre que no necesitas seguir fingiendo, que el papel que representabas no tiene sentido, ella la que te anuncia, con unas simples palabras, un cambio de rumbo, y sientes la tranquilidad de saber que hay seres que alumbran como faros, que podrás elegir en el futuro seguir o no la senda que señalan pero siempre te harán bien, porque con otra claridad han iluminado los pasos que hasta hallarlos habías dado e inevitablemente te detendrás a pensar hacia donde encaminar la nave que gobiernas, sólo que ahora llevarás puesta una sonrisa distinta, repleta de la felicidad del encuentro, pintada de un horizonte nuevo y sin máscaras que oculten la alegría de ser grumete y timonel de tu propio naufragio. Acaso la felicidad sea tener uno de estos encuentros que el azar nos brinda cuando nos es propicio y se pone, tercamente, de nuestro lado.

2.4.10

Inquietud

Puede que la felicidad sea este vivir inquieto, sentirte alegre aunque lo que escribes sea algo triste, viajar con este pesimismo esperanzado, con el sentimiento íntimo de que todo puede cambiar porque cuando menos te lo esperes, en la esquina de la felicidad, ésta te atrape, durante unos días al menos, y ya nada vuelva a ser como antes, tus ojos se vuelvan más claros, del color verde de los deseos a punto de cumplirse, de un tiempo futuro más pleno y auténtico. Cubierto por este manto de inquietud me siento fuerte para afrontar los años venideros, protegido de las inclemencias de la soledad del camino, de los vientos que quieran torcer mi rumbo hasta tu esquina, vivo, como si hubiese despertado de un largo letargo de años y cansancio.