12.12.05

Impulsos

Este afán humano por buscar la felicidad obedece más a un impulso que a una acción razonada y quizás por ello situemos las metas de nuestra búsqueda en objetos materiales que han sustituido la ancestral adoración de nuestros antepasados por los ídolos o en deseos tan peregrinos como inalcanzables. Como afirma el dicho, ser feliz consiste en querer lo que se tiene y no en tener lo que se quiere, pero ni a eso llegamos, porque entre el ruido y las prisas de nuestra vida, pocas veces nos paramos a pensar en todo lo valioso que poseemos y no me refiero, claro está, a bienes materiales, sino a lo intangible que no por ello invisible, aunque para la mayoría de los humanos lo sea y no recuperemos la vista hasta que se vuelve visible por la simple y dolorosa circunstancia de haberlo perdido. Me refiero a "esas pequeñas cosas" que cantaba Serrat por las que lloramos o reimos, por las que, en fin, vivimos, o al menos sobrevivimos en este paraje de desconsuelo que es la existencia: los amigos, los libros, la poesía, las calles, las aceras, las montañas, las esquinas...

6.12.05

Dos caminos

Ajenos a los días y las horas, en un periplo de ida y vuelta, caminan nuestros sentimientos por un sendero distinto al que marcan las huellas de nuestros pasos y esa distancia, que se vuelve insalvable en muchas ocasiones, es lo que produce ese desasosiego que nos mantiene en vilo, que nos produce insomnio, que nos aleja del equilibrio entre vida y felicidad y aunque concentremos todas nuestras fuerzas en intentar unir los dos caminos, como dos imanes que se repelen, cada uno, dibuja una linea diferente en el horizonte.

3.12.05

Cuestiones

A veces me pregunto si no tenemos todos una teoría sobre la felicidad, unas ideas que van acorde con las dos caras con las que enfrentamos el mundo, ese optimismo/pesimismo que tan bien refleja el que veamos siempre la botella medio llena o medio vacía y también me pregunto si no es triste tener ideas sobre algo que realmente no es importante, porque la única cuestión posible es plantearnos si existe un estado más natural para el ser humano que el de la infelicidad, si no es el desánimo un sentimiento mucho más natural para las personas que el de la alegría, por más que ésta tenga buena prensa y se publicite como necesaria, me parece algo forzada, artificial, un cuerpo extraño que se empeña en habitarnos pero que indefectiblemente termina por abandonarnos, más temprano que tarde y en algún momento de nuestra vida, de forma definitiva. (Puede que varias noticias y alguna que otra estadística sobre el hambre, la mortalidad infantil... hayan hecho estragos sobre la mesura de mi desánimo, pido disculpas).

2.12.05

Primeros pasos

Aunque siempre se ha dicho (y hasta ahora yo compartía esa opinión) que la felicidad no existe, tan solo momentos o instantes en los que somos felices, he pensado que la razón de sentirme la mayor parte del tiempo infeliz tal vez se deba a que la felicidad habite en un lugar apartado, lejos de mi vida, en un rincón secreto al que se llega cuando se logra la llave mágica --seguro que una palabra--, que permite traspasar la puerta en el espejo, abrir el paso hasta un jardín oculto y sereno donde hallar esa esquina del mundo que todos buscamos, que me empeño en buscar: la esquina de la felicidad.