22.7.10

Nuevos poemas

Puede que la felicidad sea está alegría íntima y secreta que siento porque vuelven, tras unos días de zozobra, a nacer los poemas.

21.7.10

La bondad de la alegría

Acaso la felicidad sea que se imponga la alegría de estar vivo a la tristeza del vivir en la nostalgia, que tu voluntad dé un paso al frente y se imponga frente al derrumbe de la melancolía porque comprendas que todo lo bueno que te ha pasado y lo que esté por venir tienen más valor y hermosura que cualquier momento triste que vivas, que la diferencia es tan abismal que ninguna sombra debe ensombrecer tu rostro, que una sonrisa debe alegrar tu cara, como un ensayo para el día que la recibas y las tristezas sean un vago recuerdo del letargo del verano.

16.7.10

Calendarios

Puede que la felicidad sea mirar el calendario donde tacho los días, dejarse llevar por la somnolencia y el cansancio del verano y saber que acabarán, que otra vez tu cuerpo y tu alma se reactivarán y el jardinero que hay en ti volverá a cuidar de sus flores y a embellecer su jardín secreto en las alturas.

15.7.10

Días venideros

Acaso la felicidad sea resistir la nostalgia, no dejarse ahogar por ella, en la certeza de que vendrán tiempos mejores, días luminosos donde recuperar el hilo de la conversación y seguir cultivando las flores de mi jardín secreto, donde elevarme al cielo con uno solo de tus gestos o de tus miradas, donde las palabras cobren otra vez sentido y sean bienvenidas, porque habrán vuelto a la fuente que las origina.

4.7.10

Estación de tránsito

Puede que la felicidad sea que pase el verano y su canícula, que el sopor del calor nos abandone, que pase pronto esta estación de tránsito y lleguen los días cercanos al otoño, los primeros nublados, la alegría de los reencuentros y de los meses venideros con su carga de promesas, un tiempo donde plantar nuevas semillas y hacer crecer la dicha a nuestro alrededor. Cuando miremos atrás nos parecerá un sueño pesado de tarde acalorada, una siesta pesada de verano. El otoño y la primavera siempre han sido mis estaciones favoritas, aquellas donde la vida adquiere sentido y donde siento y escribo. El invierno tampoco está mal porque invita al abrazo y al recogimiento. Ojalá lleguen pronto.