4.7.10

Estación de tránsito

Puede que la felicidad sea que pase el verano y su canícula, que el sopor del calor nos abandone, que pase pronto esta estación de tránsito y lleguen los días cercanos al otoño, los primeros nublados, la alegría de los reencuentros y de los meses venideros con su carga de promesas, un tiempo donde plantar nuevas semillas y hacer crecer la dicha a nuestro alrededor. Cuando miremos atrás nos parecerá un sueño pesado de tarde acalorada, una siesta pesada de verano. El otoño y la primavera siempre han sido mis estaciones favoritas, aquellas donde la vida adquiere sentido y donde siento y escribo. El invierno tampoco está mal porque invita al abrazo y al recogimiento. Ojalá lleguen pronto.