31.3.10

Paseos

Puede que la felicidad consista en este deambular sin rumbo preciso por la ciudad despierta, tomar un café y continuar el paseo, observando a la gente entre la que pasamos y sentirte habitado por ella, por esta ciudad que es un poco tuya en cierto modo, sentir también que te habitan otros, a los que llevas contigo dentro, aunque no lo sospechen y nunca lo sepan, y que están viendo a través de ti las cigüeñas encaramadas a la torre y las plazas donde se reune la alegría del viajero y los niños que corren a su antojo. En este múltiple vivir tal vez radique esta alegría que te ronda últimamente, la certeza de que tus huellas han quedado ligadas con hilos invisibles de cometa a las calles, las esquinas, las aceras, y en todas, pervivirá tu espíritu de paseante solitario que sonríe, no sabes muy bien por qué pero tampoco importa, mientras puedas seguir haciéndolo en todas las ciudades que te esperan.